sábado, 13 de septiembre de 2008

REFLEXIÓN SOBRE APRENDIZAJE Y EL DESARROLLO DE COMPETENCIAS

REFLEXIONES
En la actualidad, las Instituciones educativas se enfrentan al reto de plantear sus programas de estudio basados en competencias, pero la definición de competencia no es única, existen cuando menos tres, la planteada por Perrenoud, la de Gonczi y la definición que un grupo de maestros construyó durante una sesión de trabajo colaborativo.
Por otro lado, Ronald Barnett[1], hace una pregunta que es central para entender este cambio en la educación superior: “¿Son los logros que busca el mundo del trabajo (al que debe responder la educación superior) semejantes a los logros generales que la educación superior desde siempre proclamó que perseguía?”
A partir de esta pregunta el autor realiza una extensa reflexión acerca de cómo las competencias pueden llevar a la educación hacia extremos, ejemplificando ello de la siguiente manera “No devaluamos en absoluto la importancia y utilidad que para una sociedad tienen –por ejemplo- sus fontaneros, al contrario, nos parecen fundamentales y escasos, pero no creemos que la universidad tenga la función de ofrecer ingenieros hidráulicos tan operativos que el análisis y la reflexión teórico-critica de sus propios campos del conocimiento quede en un segundo plano, y por tanto acabe ofreciendo a la sociedad profesionales que se acerquen más a hacer fontanería que a hacer ingeniería”. Para el autor es una preocupación que la enseñanza de competencias en las Universidades se acerque más a la concepción de la industria, que a la de las Instituciones educativas.
Así mismo, el autor plantea sus posturas con respecto al aprendizaje, el aprendizaje significativo y el aprendizaje situado, proponiendo que “reconocemos el sentido profundo de la noción de aprendizaje que no es el de traer datos de la realidad al interior del sujeto, llámese memoria o de cualquier otra forma, sino en tanto que ello constituye una apropiación de la realidad que el sujeto asimila transformándose a sí mismo”, y por ello propone que se debiera manejar el concepto de aprehendizaje, pues “nos devela el acto intelectual humano de prender, de coger, de apresar, de adoptar, en fin, de un acto mental de apropiación”; así mismo, propone que no existe aprendizaje no-significativo, que todos los aprendizajes son significativos, pues “no hay desde nuestro punto de vista, aprendizajes no-significativos. Que las razones para llamar a un aprendizaje “significativo”, sean que en tal aprendizaje se asimilan significados nuevos a los viejos reconstituyéndose así como significados nuevos, o que la estructura del sí mismo se ha desarrollado en base a haberse re-organizado en sus propios esquemas de acción, o que simplemente lo aprendido satisface una necesidad, no cambia el hecho de que todo aprehendizaje con “h” ha implicado necesariamente una apropiación de la realidad construida durante el momento de la adaptación”, por lo anterior plantea que todo aprendizaje es significativo. Con respecto al aprendizaje situado propone que el aprendizaje que mejor desarrolla las competencias es un aprendizaje que se encuentra situado.
El autor hace énfasis que “el corazón del proceso de enseñanza-aprendizaje se ubica en la acción”, pues “es en ella que la construcción de conocimientos se garantiza al poner en conflicto cognitivo la organización de los esquemas de entendimiento de la realidad que todo alumno tiene como estructura fundamental para orientar su propia y muy personal adaptación a la vida; también debido a que es en la acción y no sólo en el pensamiento, que el alumno opta por un modo de estar en el mundo al aprehenderlo con “h”, al apropiarse de él de un modo específico; y finalmente, porque es en la acción que el conocimiento toma un sentido singular y propio para cada alumno”, pero la selección de la acción no basta si no se considera a la par, el estado emocional de los alumnos involucrados”.
Así mismo el autor plantea que “el discurso verbal es parte sustantiva de la acción”, y se pregunta, “¿No será que la convivencia y a veces el sincretismo ideológico de los enfoques activos de la educación nos han hecho olvidar la profundidad con la que el lenguaje hablado y escrito ha permitido heredar y desarrollar, generación tras generación y a través de toda la historia de la humanidad, un gran porcentaje de los significados que le son relevantes al ser humano? ¿Es realmente el discurso verbal un instrumento educativo tan inapropiado?”, para contestar estas preguntas utiliza las reflexiones de Ausbel con respecto al uso del discurso.
Como conclusión el autor plantea que “La formación de profesionistas no está al servicio de las profesiones, sino que éstas y aquellos, se deben a una sociedad, y ésta, encuentra su sentido más profundo si en vez de mirarse a sí misma sólo como colectividad productiva, se mira como el proceso mismo de humanización de la especie”.
Con todo lo anterior se pretende la reflexión profunda de aquellos responsables de la planeación educativa en todos los aspectos que giran en torno de una enseñanza basada en competencias.
También reflexioné sobre el uso de las herramientas propuestas en esta actividad, las cuales me permitieron avanzar con mayor rapidez en el análisis de información. Con lo anterior, identifico que una de las competencias que se debe de desarrollar en el docente y en el alumno con respecto a la comunicación, es el uso de éstas utilerías con el fin de poder leer en la pantalla y no tener que imprimir para subrayar las ideas más importantes, lo cual puede optimizar y hacer más rápida la selección de información. En lo particular, considero que se puede aplicar con nuestros alumnos, pero se debe de planear actividades en las cuales primero los ejercitemos en el uso de la herramienta y después, en textos seleccionados por los docentes, les hagamos aplicar dichas herramientas para que adquieran la competencia de comunicación y de ser autónomos en su aprendizaje.
David Nahón
[1] Barnett, Ronald (2001), Los límites de la competencia, Gedisa, España, p. 127